sábado, 14 de febrero de 2009



Este es el Monasterio de Caaveiro, uno de los primeros lugares que tenéis que visitar cuando os acerquéis a Pontedeume. Está como a unos 12 Kms. del centro del pueblo pero toda la carretera que conduce a él es francamente bonita. Ayer estaban arreglando los dos puentes colgantes que hay sobre el Río Eume.

Bueno... parece ser que las fotos tampoco gustan, sólo muxica y Lolita las encuentran bonitas. Aunque, últimamente, de Lolita no sé nada, tiene problemas con su ordenador. Esperemos que lo solucione pronto.

Siempre me gustó la fotografía y desde los 27 años una habitación de mi casa se convirtió en un laboratorio fotográfico. Allí me metía a las once de la noche y, cuando miraba el reloj, eran las ocho de la mañana. Se me pasaba el tiempo volando.
Sólo revelaba en blanco y negro, me gustaba más que el color, aunque ahora pienso que fue una pena no haber aprendido algo de color.

Pero hoy, a pesar de mi reencuentro con la fotografía, voy a dejar este tema a un lado y voy a escribir aquí unas palabras que leí de Saramago el lunes: no tienen desperdicio.

"Alguien tendrá que tirarle un zapato a esos cardenales". El "temor" (¿religioso?) que parece paralizar al Gobierno español siempre que tiene que enfrentarse no sólo a enviados papales, sino también a los "papas" domésticos.

Esos señores (refiriéndose a los dirigentes de la Iglesia) se suponen investidos de un poder que sólo nuestra paciencia ha hecho perdurar.

Se dicen representantes de Deus en la tierra (nunca lo han visto y no tienen la menor prueba de su existencia) y se pasean por el mundo sudando hipocresía por todos los poros. Añade "tal vez no mientan siempre, pero cada palabra que dicen o escriben lleva por detrás otra pegada que la niega o pervierte".

Los cardenales y obispos, incluido el Papa que los gobierna, no están nada tranquilos, ya que pese a vivir como "parásitos" de la sociedad civil, las cuentas no les salen. Ante el lento aunque implacable hundimiento de este Titanic que es la iglesia católica, el papa y sus acólitos, nostálgicos del tiempo en que imperaban en criminal complicidad el trono y el altar, recurren ahora al chantaje moral, para inmiscuirse en la gobernación de los países, en especial aquellos que todavía no han osado cortar las amarras que siguen atándolos a la institución vaticana"

Estas palabras las pronuncia Saramago a raíz de la reciente visita a España del Secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone.

Yo estoy totalmente de acuerdo y pido a mi Gobierno que de una vez se rompan esas amarras y que cada uno se coloque en la posición que le corresponde. Así de claro. Y mi enhorabuena al Sr. Saramago por tener esta mente tan clara a sus noventa y tantos años... ¡ya la quisiera yo para mi!.

Un besiño.

CHELIS