viernes, 17 de julio de 2009




Yo no me puedo creer que aquí entren entre nueve y diez personas diariamente. Pero dar la cara... que no os conozco, je je. Y ya me gustaría conoceros... ya...

Hace cuatro años y pico llamé a una amiga de mi hija, Diana, a Madrid para que animase a otra amiga y se fuesen a pasar unos días a Londres, a casa de mi hija: Tamara. A los tres días me llamó Diana diciendo que ya tenían los billetes y que se iban el sábado y pasarían en Londres diez días. A la vuelta me comentó que se lo habían pasado genial. Que había tanta gente en la casa y se lo pasaban tan bien (era una típica casa inglesa de bajo y tres plantas que mi hija compartía con otras siete personas, amigos y amigas) que ya no necesitaban salir a la calle. Lo que no me dijo es que había vuelto "medio enamorada". Y ahora, cuatro años y pico después, he viajado a Madrid para asistir a su boda, que fue el día 11 de julio. Me siento como un poco "celestina". En Londres conoció al que hoy es su marido. Era y es amigo de mi hija y vivía en esa casa londinense.

No me gustan las bodas, me "escaqueo de todas". En realidad creo que no me gustan porque hay que ir vestida de "tiros largos" y no me gusta... Pero a ésta tenía claro que quería ir y me alegro de haberlo hecho. Fue una boda tremendamente emotiva, quizá porque a Diana la conozco desde que tenía tres añitos, quizá porque soy muy amiga de sus padres, quizá porque el novio, Juan Pablo, argentino, siempre me cayó muy bien, quizá porque de alguna manera me sentía como un poco involucrada... en fin... por varios motivos.

Y me acordé mucho de ti, Lolita. La familia del novio vive en Argentina y sólo pudo venir una hermana (que fue la Madrina) y dos sobrinos. La madre no pudo viajar, tiene problemas de corazón y los médicos no le dejaron hacer ese viaje tan largo. Pero antes de empezar a cenar nos esperaba una sorpresa. La hermana mayor del novio había preparado un vídeo con la historia de la familia y unos preciosos paisajes de Argentina. Estaba preparada una gran pantalla y empezamos a verlo. Bueno... lloró el novio, que no tenía ni idea de esa sorpresa que le esperaba, lloró el fotógrafo que era argentino, lloré yo... Emoción a tope para todos. Después de la cena, empezó la fiesta. Dos parejas argentinas bailando tangos ¡que bonito! y hasta el novio se puso a cantar unos tangos ¡con lo nervioso que estaba!. Y allí estuvimos hasta las seis de la mañana y no me aburrí ni un minuto. Les hice 325 fotos. Será uno de esos días que recordaré toda mi vida. Estaba como en mi casa... con mi buena gente... riéndonos y disfrutando de ese precioso día. Eso sí... calor a tope. Alguien debió de pensar: ¿quieres calor? ¡pues toma!... hasta eché de menos los 20ª que tenemos hoy aquí (y en teoría estamos en verano). Bueno... con deciros que me fui a dormir al jardín... en una hamaca. Me decían que estaba loca... que me iban a picar los mosquitos. ¡Que me pique quien quiera, pero no puedo dormir con ésta temperatura!. Y tuve suerte... no me picó ni un miserable mosquito.

Pero me acordé mucho de ti, Lolita, fue una buena mezcla de Argentina y España. Y también me acordé de baterflai. ¡Lo que hubieramos disfrutado ahí todos juntos!.

Y esa foto... una de las puestas de sol desde la casa de mis amigos, en Monteprincipe. Estaba el cielo precioso y al ver esas nubes tan rojas me acordé de baterflai, que le gusta mucho fotografiar a las nubes.

Huyyyy, no se puede contar nada... se alarga todo demasiado y eso que lo sinteticé a tope.

Venga... que me voy... un besiño para todos.


CHELIS